Porco Landrán, el cerdo celta de Carnes Domínguez
La carne y los productos de cerdo celta han ido adquiriendo prestigio hasta alcanzar un nivel muy próximo al del cerdo ibérico. Sus tres variedades, la santiaguesa, la barcina y la carballina, aportan hoy en día una producción cárnica limitada, pero muy apreciada. Gracias a una ardua labor de recuperación, se consiguió que la cabaña de esta variedad porcina se fuese recuperando.
La denominación popular de «porco landrán» tiene que ver con otra de sus características peculiares: los hábitos alimentarios y de vida. Esta raza es consumidora de landras (bellotas), igual que su pariente ibérico, aunque en este caso las bellotas son procedentes del roble. Precisamente, la calidad de los productos elaborados con la carne de estos cerdos también radica en el modelo de explotación y en la alimentación.
El cerdo celta se cría en régimen abierto y se alimenta sobre la base de los bosques atlánticos gallegos, principalmente de bellotas, castañas, raíces, hierbas variadas y pequeños animales e insectos. En las épocas en las que la provisión natural de alimento no cubre las necesidades, la dieta de los animales se complementa con otros productos naturales cultivados como verduras, cereales, patatas… El resultado es un producto de calidad extraordinaria.
Este modelo de crianza también contribuye a fijar población en el territorio y a un cuidado especial de nuestras vegas antiguas, pues estos animales desarrollan una labor de limpieza del sotobosque que contribuye a la conservación y extensión de los bosques atlánticos de Galicia.